Sólo si el técnico certificador es capaz de proponer mejoras que sean técnica y económicamente viables, podrá diferenciarse y conseguir que su trabajo sea adecuadamente recompensado.
El objetivo fundamental que debe perseguir el estudio sobre la energética en los edificios existentes, es la promoción de las mejoras de sus comportamientos energéticos, para lo lograr reducir los consumos de energía que son necesarios para mantener las condiciones de confort térmico, lumínico y calidad de aire interior.
Pero la certificación puede convertirse en un mero trámite burocrático, si el trabajo no incluye:
– El desplazamiento del técnico certificador al inmueble.
– El análisis de los elementos constructivos.
– El estudio de las instalaciones de calefacción, refrigeración e iluminación.
– Al menos, tres alternativas de mejora, para que el promotor, junto al técnico certificador, elijan la mejor medida de ahorro.
– Y para garantizar la confianza del cliente en el técnico certificador, el visado de su colegio profesional.
Si consideramos además que la normativa vigente señala al técnico certificador como máximo responsable en la formulación de las recomendaciones para la mejora de los niveles óptimos o rentables de la eficiencia energética, es vital que intentemos lograrlo a través de un procedimiento sistemático, que nos permita deducir, desde los resultados de la calificación energética de la situación inicial, las mejores medidas de mejoras que resulten viables tanto técnica como económicamente.
El procedimiento podría constar de los siguientes pasos:
1. Identificación de las medidas prioritarias de ahorro de energía, a través del diagnóstico de mejoras a partir de los resultados de la calificación energética de la situación inicial.
2. Propuesta de medidas de mejora de las demandas de climatización, investigando su incidencia en las pérdidas y ganancias de calor.
3. Propuesta de medidas de mejora de los sistemas, investigando su incidencia en los consumos energéticos.
4. Clasificación de las alternativas de ahorro energético en función de su viabilidad técnica y económica, para la selección de la más idónea.
IDENTIFICACIÓN DE LAS MEDIDAS PRIORITARIAS DE AHORRO DE ENERGÍA
Partiendo de la calificación energética inicial, la primera de las acciones a llevar a cabo, para promover la implantación de medidas de mejora de la eficiencia energética, será diagnosticar cuáles son los puntos débiles, con una eficiencia energética peor, en los que será más interesante concentrar los esfuerzos de mejora.
El diagnóstico a través de la información suministrada por la calificación de la situación inicial podría llevarse a cabo en el siguiente orden:
– Estableciendo los objetivos de mejora para cumplir las exigencias reglamentarias, en base al valor obtenido en el índice de calificación energética global.
– Concretando las medidas de mejora que más convienen, en función de los resultados obtenidos en el resto de indicadores, para conocer en qué servicio es preferible centrarnos, si es mejor concentrarse en mejorar la demanda o en mejorar los sistemas y, en este último caso, si el sistema es mejorable mediante la disminución de las pérdidas energéticas o por el aumento en la utilización de energías renovables.
– El diagnóstico se podrá concretar analizando cuáles son los puntos débiles de las demandas de climatización y, en su caso, los puntos débiles de los sistemas.
PROPUESTAS DE MEDIDAS DE MEJORAS EN LA DEMANDA
Las medidas de mejora sobre la demanda energética de calefacción y refrigeración se pueden concretar en las siguientes propuestas:
Mejoras de los cerramientos opacos.
Las mejoras de los cerramientos opacos constituyen medidas pasivas de ahorro energético, encaminadas a reducir las pérdidas y ganancias de calor a través de los elementos constructivos opacos de la envolvente. Los cerramientos opacos de la envolvente, donde pueden aplicarse las mejoras, se pueden clasificar en tres grupos: fachada, cubierta y suelo y cerramientos en contacto con el terreno.
Mejoras de los huecos.
Las mejoras de los huecos pueden constituir una de las medidas pasivas de mayor ahorro energético, al contribuir en gran medida a la reducción de las pérdidas y ganancias indeseadas de la envolvente.
Mejoras de los puentes térmicos.
La mejora de los puentes térmicos constituye una medida pasiva de reducción de la demanda energética que complementa a las medidas de mejora en el conjunto de los cerramientos.
Mejora de las protecciones solares.
Se tratará de controlar con elementos de sombreamiento la interacción de la radiación solar con el edificio.
Modificaciones de las infiltraciones y la ventilación.
La mejora de la demanda de calefacción y refrigeración se puede conseguir disminuyendo las entradas involuntarias de aire exterior y reduciendo la ventilación hasta la cantidad que asegura una utilización segura y confortable de los espacios.
PROPUESTAS DE MEDIDAS DE MEJORAS EN LOS SISTEMAS
Las medidas de mejora sobre los sistemas constituyen mejoras activas de ahorro energético, que tratarán de aumentar la eficiencia energética global, a partir de unas determinadas necesidades energéticas asociadas a los servicios técnicos del edificio, reduciendo para ello los consumos energéticos y las correspondientes emisiones de CO2.
Las medidas de mejoras en los sistemas puedan clasificarse en tres grupos:
– Mejoras en los sistemas de calefacción y refrigeración.
– Mejoras en los sistemas de producción de agua caliente sanitaria.
– Mejoras en los sistemas de iluminación artificial.
A su vez, las medidas de mejoras en los sistemas de climatización pueden individualizarse en los siguientes tipos de mejoras:
– Mejoras del rendimiento en climatización.
– Mejoras de la relación de demandas en climatización.
– Mejoras en el transporte.
– Mejoras por contribución de energías no renovables.
En particular, las medidas de mejoras en los sistemas de producción de agua caliente sanitaria podemos individualizarlas en los siguientes tipos:
– Mejoras del rendimiento en la producción.
– Mejoras por contribución de energías no renovables.
CLASIFICACIÓN DE LAS ALTERNATIVAS DE AHORRO ENERGÉTICO
Una vez realizadas todas las propuestas de mejora sobre la demanda y sobre los sistemas, será necesario escoger la alternativa idónea en función de su viabilidad técnica y económica.
Clasificación técnica de las alternativas.
La clasificación de las alternativas en función de parámetros, fundamentalmente técnicos, podría llevarse a cabo con la sistemática siguiente:
– Creación de todas las combinaciones posibles entre las medidas individuales de mejora que son viables a priori.
– Primera clasificación de las alternativas en función del nivel de ahorro energético previsto.
– Clasificación definitiva de las alternativas en función de la efectividad prevista.
Caracterización económica de las alternativas.
La caracterización de las alternativas se podrá completar con los parámetros económicos que faciliten la elección de la más idónea.
– Considerando los plazos de recuperación de la inversión en función de la rentabilidad durante su ciclo de vida útil.
– Realizando la evaluación sobre la base de criterios estándares, tales como la evaluación del ahorro energético, los precios subyacentes de la energía y una previsión de costes preliminar.
Actualmente se han impuesto dos tipos de métodos para evaluar económicamente las medidas de ahorro energético, el método de los costes globales y el de los costes por anualidad.
Extracto del Artículo publicado en la Revista nº 230 del COITI de Madrid.
Realizado por Manuel Fernandez, Ingeniero Técnico Industrial.
Asesor Técnico de Secretaría Técnica del COITIM.